CÓMO APRENDEMOS
"Quien mira hacia afuera, sueña;
Quien mira hacia adentro, despierta"
C. G. Jung
C. G. Jung
Escuchamos demasiado hablar de crisis: energética, medio ambiental, de transporte, de autoridad, y sobre todo, de las existenciales. Se le da una connotación de algo trágico, negativo y difícil de solucionar, o sin solución. Esto es muy distinto en otras culturas, por ejemplo, para los chinos la palabra crisis, también significa oportunidad...
Vamos a referirnos a las crisis personales, ¿qué son? En general, situaciones imprevistas que nos enfrentan con nosotros mismos, como ser la cesantía, la muerte de alguien querido, el rompimiento de una relación importante, que no necesariamente es la pareja, y todas las crisis que puedas imaginar. Lo importante es que nos obligan a revisarnos, a ver nuestra vida, a reorganizarnos, a ser más conscientes de nosotros mismos y de nuestras circunstancias, a darnos cuenta de que lo que dábamos por hecho o por inamovible, ya no está más o no es así.
En resumen, nos remueve hasta lo más profundo, porque de tanto en tanto caemos en la rutina de la seguridad que nos hemos construido, y vivimos como si eso fuera inmutable y permanente. O sea, se nos olvida que una de las condiciones esenciales de la vida, de toda vida, es la mutabilidad, el cambio, y que sobre todo la vida es dinámica...
Nada es permanente. Esta verdad es aceptada por las culturas orientales, como el budismo y otras. Sin embargo, nuestra cultura judeo-cristiana no la acepta y hemos sido educados buscando constantemente lo inmutable, la perdurabilidad de todas las obras humanas.
¿Cómo podemos pretender que existe lo eterno y perdurable en lo material? Si al nacer, lo único seguro es que vamos a morir. Esta es la gran crisis que nos impone nuestra cultura.
Una crisis nos permite avanzar y crecer como personas, si al salir de ella hemos aprendido algo, acerca de nosotros mismos, es decir nos conocemos más; acerca de mi posición frente al otro; acerca de mis valores éticos, y sobre todo acerca de mi propio valor, como ser humano.
El error está en buscar lo permanente fuera de nosotros mismos, en lo material. Esta es otra falacia de nuestra cultura: todo se busca fuera de nosotros mismos, desde la felicidad, la salud, el amor (se nos olvida que Jesús dijo: "Ama a tu prójimo, como a tí mismo"), hasta la eternidad.
Las crisis que enseñan algo, precisamente lo hacen porque hemos visto o adivinado lo que hay dentro de nosotros. Entonces salimos de ellas crecidos, y a veces convertidos en mejores seres humanos.
Esta forma de aprender es la que deberíamos obtener de la escuela, y no hacerlo de la forma incidental que nos ofrece la propia experiencia vital. Debería ser sistemático el aprendizaje de enfrentarnos a situaciones cambiantes o nuevas y de buscar soluciones en nuestro interior, en primer lugar.
¡BUSCA LOS TESOROS QUE HAY DENTRO DE TI MISMO!